viernes, febrero 03, 2012

Las dobles caras




Y todo empezó así. Un buen día, el director de mi Escuela me llamó y me citó en su oficina para tratar un tema del cual no me dejó ningún tipo de detalle. Seguro me va a decir que debo nivelarme en mis clases de inglés, que aún me falta presentar mi certificado de secundaria, pensé fatigada. Creyendo saber de qué se trataría nuestra breve reunión, asistí con puntualidad inglesa que dicho sea de paso es una cualidad innata y oportuna del Director y que como hombre serio y profesional que es, y por supuesto con ese cargo superior, no me quedaba otra que estar a la altura de las circunstancias.

Nos reunimos en su oficina aquella tarde y luego de preguntarme cómo estaba y cómo iban mis vacaciones, empezó a mirar fijamente su computadora con seriedad para luego esbozar una elegante sonrisa de satisfacción y felicitarme por haber subido el promedio de mis notas. Justamente por ese motivo concreto, me dijo que me iba a recomendar para iniciar mis prácticas en el área de Imagen de la misma universidad. Me dijo que lo merecía y que confiaba ampliamente en mi buen desempeño. Me entusiasmé y me dije a mí misma que esta oportunidad era el primer peldaño para aplicar lo poco que sabía y aprender lo mucho que quería. Sin embargo, había algo que me preocupaba y eran mis horarios, pues entre clases y trabajos universitarios lo más probable es que no iba a quedar mucho tiempo para las prácticas. El Director me dijo que en cuestión de horarios, debía coordinarlo con el encargado del Área de Imagen, el joven Lucio. Me sacó una cita con él y luego de volver a felicitarme, me dijo con cierto brillo en los ojos, que confiaba en mí.

Llegué a la oficina de Lucio y me presenté con disimulada timidez  mientras le entregaba mi primer currículum. Conversamos explícitamente sobre mis horarios. Fui honesta con él y le dije que tenía varias horas de clases y de trabajos universitarios, que estaba muy entusiasmada con aprender en el área pero que sólo disponía de dos a tres horas diarias y que de presentarse algún trabajo pesado no tenía más opción que ausentarme. Estaba preparada para aceptar un sí como un no por respuesta. Para mi maldición, y ya sabrán porqué, dijo que sí. Dijo que no había problema alguno, que podía practicar ese tiempo, el tiempo que yo disponía. Que él comprendía la vida ajetreada de una estudiante universitaria y me mostró cierta empatía contándome un par de anécdotas sobre lo que había sido su propia vida de estudiante. Ese fue nuestro acuerdo verbal, yo practicaría de dos a tres horas y dependiendo de mis actividades de la universidad podía faltar sin ningún problema.

Pasaron los días y me incorporé a mi 'trabajo'. Empecé tomando fotografías a los eventos internos de la misma universidad como talleres y seminarios. Luego recopilaba datos de estos mismos eventos para sacar las notas de prensa. Entre estas dos labores también actualizaba la base de datos, organizaba algunos solicitudes y me encargaba algunas veces de las redes sociales. También acondicionaba las aulas magnas donde se iban a celebrar algunos eventos, así que muchas veces estaba del piso uno al cinco y viceversa. Posteriormente, y con mucho entusiasmo y nerviosismo, me desempeñé como maestra de ceremonia en la apertura de un evento, en el cual yo misma corregí el guión mal hecho que Lucio me había entregado. Ya en la oficina, hacía todo de acuerdo a lo que Lucio me ordenaba, y cuando sugería algo me decía que no se podía cambiar nada allí. Era inamovible.

Lucio sabía su trabajo, pero sinceramente, era muy torpe y necesitaba un apoyo de manera urgente. No redactaba con claridad los guiones, era muy lento en su trabajo, escribía información falsa en sus notas de prensa. Además de agregar que le faltaba esa chispa y ese ángel que todo comunicador debe tener. Con él como encargado, el área se comparaba a una tierra árida donde era poco probable ver nacer un fruto. Si me piden sinceridad, esas eran sus verdades. Ése era Lucio.

Sin embargo, jamás me atreví a contar eso con malicia y de hecho, jamás lo comenté con nadie hasta ahora (mediante el blog), pues considero es el momento justo y necesario. Lejos de sus defectos, sentía que teníamos una relación cordial. A veces me hacía bromas. Yo también me tomaba la libertad, qué él me había dado, de hacerle bromas. Lo que nunca dejé de hacer, y que él me imploraba no lo siga haciendo porque a sus treinta y dos años le hacía sentir viejo, era tratarlo de usted. Pensé que era una línea que no debía pasar.

Y así transcurrieron las semanas. Hubo días en los que me ausenté del área, previo aviso a Lucio, porque me encontraba ahogándome entre trabajos, proyectos y exámenes. Hubieron otros días en que practique sólo una hora. Otros días, dos y tres horas. Sin embargo, yo me sentía tranquila con respecto a eso, porque Lucio y yo habíamos hecho un acuerdo con mis horas de práctica. Hasta que llegó la semana de exámenes y presentación de trabajos finales en la que no tuve otra opción de ausentarme del área para atender todo eso. Por supuesto le dije a Lucio y me disculpé. Noté en todo momento que nuestra relación cordial se mantenía intacta. Luego de esa última semana universitaria, dejé de ir, pues otra cosa era que mis prácticas terminaban al mismo tiempo que el ciclo de la universidad. Así que en ese momento me desligue de todo.

Salí de vacaciones contenta y satisfecha de haber obtenido un buen promedio en mis cursos y de haber practicado hasta donde mis posibilidades me lo permitieron; después de todo, sentía que había aprendido y descubierto mucho más lo que realmente me gustaba hacer dentro de mi carrera.

Pasó alrededor de un mes y medio de vacaciones, cuando leí que la facultad había convocado a reunión a todo mi ciclo para tratar sobre los futuros lugares de prácticas. Este ciclo recién tenemos que practicar oficialmente de acuerdo a la malla curricular, pues la práctica que yo había hecho en el ciclo anterior no figuraba como obligatoria, si no que era de decisión libre. Esa tarde nos reunimos todos con el Director y escuchamos nuestro lugar de prácticas. Muchos con cara de decepción. Otros indiferentes. A pocos los vi satisfechos.

Luego de esa reunión, me acerqué al Director, aquel que me había felicitado en un principio y me había recomendado, para conversar sobre un asunto académico que viene y no viene al caso pero que ahora no pienso escribir porque esa es otra historia y merece ser contada en otro post. Nos sentamos en su oficina y luego de hablarle brevemente, me miró fijamente a los ojos y me dijo de forma dolida y cruel: Cualquier cosa que haga, señorita, hágalo con responsabilidad. Me han dado un informe no tan bueno de usted con respecto a las prácticas que realizó en el área en donde yo la recomendé, no por su capacidad de trabajo si no por su responsabilidad y sus faltas, y eso me ha decepcionado mucho porque yo la tenía en alta estima.

Morí en ese momento. No pensaba. No sentía. No existía. No podía creer lo que estaba escuchando. Era increíble que Lucio le haya dado un informe negativo al Director, a aquel excelente ser humano que había apostado por mi talento. Era increíble que Lucio le haya dicho que practicamente no iba al área, cuando los dos habíamos hecho un acuerdo con respecto a las horas, cuando yo le había dejado en claro que eso era lo que disponía y que podía aceptar o rechazar y pedir otra practicante que le solucione los problemas más tiempo que yo. Era increíble que no haya valorado toda mi ayuda y esfuerzo en el área. Era increíble que no me haya dicho nada a mí y que haya ido a informar de manera mentirosa y me imagino, con malicia, sobre mi desempeño. Y lo más increíble es que una hora antes de enterarme, me encontré con este sujeto en la universidad y  se acercó muy contento a saludarme con un beso en la mejilla, diciéndome que me veía bien, que lo visite por el área, entusiasmado como si fueramos dos viejos 'amigos'.

Por supuesto, no me quedé callada. Le dije al Director con el debido respeto y tranquilidad cómo había sucedido las cosas. Le hablé sobre el acuerdo de las horas entre Lucio y yo, cosa que el Director desconocía y era bastante notorio en su cara de sorpresa. Le dije que no era justo pactar las horas de práctica para luego  hacerse el desentendido y acusar  cuando uno había aceptado y había dicho que estaba bien. Pude haberle mencionado lo torpe que era Lucio pero no lo hice. No iba a caer en el mismo hoyo que él. Las cosas que le dije al Director cambiaron completamente su percepción equivocada. Me dijo que ahora que había escuchado mi parte tenía más claro el asunto. Me dio palabras de ánimo. Me dio toda la razón y sentí que esa conversación fue vital para que vuelva a recuperar la confianza en mí, confianza que había sido saboteada por un impertinente malicioso, que tal vez en su diminuto discernimiento pensó que le iba a serruchar el piso o qué se yo.

Lo cierto es que Lucio hubiera podido prescindir de mi persona si quería o necesitaba a alguien que pratique ocho o cincuenta horas. Pero no lo hizo. Fingió estar de acuerdo con mi tiempo y me pidio estar en el área para luego acusarme de no haber sido responsable con los horarios. Una total mariconada.

Ese fue el primer acto de hipocresía que he vivido en carne propia y que estuvo a punto de malograr un futuro proyecto de este ciclo. Un informe así, mentiroso y malicioso, puede ocasionar mucho daño. Además de laboral, ocasiona que una se sienta muy mal, con cólera, con tristeza. Mi papá tuvo mucha razón cuando me dijo que recién estaba conociendo el mundo, el monstruo laboral. Lo que me había pasado no era nada comparado a las mentiras que habían dicho de él mucha gente que no tenía nada mejor que hacer. Me dijo que debía tomarlo todo con calma, ser fuerte y reírme de la situación. Recordé también lo que me contó mi novio sobre su papá y los problemas que tuvo en su antiguo trabajo. Con estos ejemplos y las palabras de mis padres, mis hermanos y mi novio, me llegué a sentir renovada y con mucho más ánimo que antes de llevar a cabo mis metas. Definitivamente, una tiene que estar preparada para lidiar con personas de todo tipo que por más que vistan saco y corbata, no tienen profesionalismo, mucho menos valores.

Pd: Lucio, eres un perdedor. Al estilo de Jaime Bayly te digo: Morirás Mañana, salgo a matar.

7 comentarios:

  1. Existe gente hipócrita y envidiosa por todos lados, en el trabajo, en la universidad,a veces en las personas que menos piensas, entre los que dicen ser "amigos", te sonríen pero luego hablan a tus espaldas. No confíes mucho en la gente salvo que sean personas que conoces de toda la vida como tu familia y algunos contados amigos. Manten los ojos bien abiertos, siempre.

    Por otra parte, tienes muy buena redacción y narrativa. Felicitaciones, vas por buen camino. Sigue practicando y verás como vas mejorando cada día y aprendiendo mucho más. Tienes el talento allí y la chispa, nadie te para.

    Me gustó mucho tu post, chica linda. Sigue escribiendo.

    Tu amiga Anónima.

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  2. Lidiamos con tanta gente, que cuesta tiempo saber quien es quien! Mucha gente mala, hipocrita, que no es humilde, demasiada envidia. Pero escucho decir que la envidia es el progreso de uno. Gracias a Dios que aquella persona que aposto por ti Ysa se dio cuenta que aquel "Hombre" solo dijo puras mentiras y sarta de sandeces que ni te opacaron pero si crearon en ti incomodidad y fastidio. Todo sale a la luz, y como persona y profesional tus proyeccion hacia lo que quieres hacer te saldram bien, porque se nota el ahinco que pones a cada cosa que haces. Adelante Ysa que todo sera exitos! Mucho esfuerzo, dedicacion, profesionalismo, sencillez y madurez.

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  3. Amiga Anónima, muchas gracias por tus lindas palabras, me alegraste la noche :) Un beso hasta tu incógnito lugar. Pd: Estaré con con los ojos bien abiertos, ya voy conociendo a las personas, pero nadie me para.

    Querida Pamela: Tienes toda la razón. Cuando yo me enteré de esto tuve mucha cólera, por la mentira, por la malicia, porque varias veces dejé de descansar cuando mi cuerpo me pedía chepi para ir y cumplir sin ningún precio, porque no me reconocían ni los pasajes, ni un caramelo. y soy consciente que ayudé a este hombre en el área y luego saber lo que dijo, me reventó el hígado en un primer momento, pero ahora ya pasó.
    Lo bueno es que la práctica duró sólo un par de meses. no pensaba ni quería quedarme allí, eso lo tenía decidido desde antes. me proyecto a otras cosas y otro lugar, tengo otras aspiraciones. y cómo son las cosas que ahora se me viene algo bueno, si Dios lo permite. Ya te estaré contando.

    Gracias por tus palabras y por leer. Si eres quien creo que eres: Te Quiero Mucho y quiero verte pronto. Te extraño, pri querida.

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  4. En el trabajo y el ambiente laboral, esto es cosa de todos los días e incluso lo que te pasó queda chiquito. Mucho ánimo, para adelante nada más.

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  5. Cuánto incompetente hay por el mundo. Y lo que más fastidia es que intenten hacerle daño a las personas competentes de verdad. Uno de los defectos que menos aguanto es la hipocresía; el poner cara de colegas por delante y después meter la puñalada trapera. Un olé por ti, porque has sabido reaccionar con valentía. Un abrazo

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  6. Regresaré a leerte, me gustó tu escrito! Saludos.

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  7. Asuuu ese Lucio resulto siendo un maldito... que bueno que tiens personas que te apoyan en todo.. me mantendré atenta cuando empiece con el ambito laboral tb ...

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